Estos días, mientras actualizaba mi netbook a la última versión de Ubuntu, recordaba como desaprovechaba antes el tiempo, mirando como se iba actualizando el sistema… esperando a que ocurriera algo. Recuerdo incluso cuando utilizaba Windows, que esperaba algunas veces a que se pasara el scandisk delante del ordenador. Y en general, muchas veces, esperar a que terminara «algo» para empezar otro «algo».
¿De qué estoy hablando? Pues de todo el tiempo «muerto», desperdiciado, perdido, en hacer simplemente nada (o esperar, en su defecto). Por suerte desde ya hace algunos meses sigo una política de ir cambiando rápidamente de una tarea a otra, si algo va a tardar, paso a otra cosa y luego vuelvo. Y si tiene que esperar alguien, que no sea yo, que sea el ordenador.
¿Por qué no invertir ese tiempo de espera en una tarea productiva? Os pongo varios ejemplos de tiempos perdidos:
- El arranque de un ordenador (depende de cada ordenador, claro)
- Una actualización del PC
- Una descarga de Internet
En incluso muchas tareas no relacionadas con el ordenador.
- Una cola, por ejemplo la del banco
- Cuando estamos sentados en el inodoro
- Esperando a alguien con quien hemos quedado
- Mientras se hacen las tostadas del desayuno
Y un largo etcétera de momentos que cada uno de nosotros podemos aprovechar para dedicarnos a hacer otras cosas, como por ejemplo para nuestro tiempo de ocio o bien para hacer otra serie de tareas que tengamos. Carpe Diem
Me parece bien tu sugerencia, pero no has inventado la pólvora. Sé que mirar al scandisk puede ser hipnótico pero cuando uno lo hace es perféctamente consciente de que está perdiendo el tiempo.
Hola Judit, lógicamente no he inventado la pólvora. Sin embargo, si te das cuenta, muchos de nosotros sin querer tenemos esos momentos «perdidos» que podríamos aprovechar.
Y no hay mejor forma de aprovecharlos, que dándose cuenta uno mismo de aquellos tiempos que pierde e intentar optimizarlos.
A veces las cosas obvias nos abren la mente 😉