Segundo domingo en San Francisco. Salimos pronto para devolver el coche que alquilamos en Hertz y, aprovechando el madrugón, aprovechamos para caminar por la ciudad (un recorrido de alrededor de 12 km. en algo más de 4 horas).
Alamo Square y Painted Laides
El recorrido empezó en el downtown, pasando por el City Hall y haciendo una parada en una de las zonas más bonitas de la ciudad, Alamo Square, donde están las famosísimas casas victorianas Painted Ladies. Estas casas se hicieron especialmente famosas tras aparecer en la serie Padres Forzosos (Full House).
Cerca de esta zona empezamos a ver como las familias sacan las cosas que les sobran delante de casa para venderlas. Es curioso verlo, ya que no en todos los países es legal.
Haight-Ashbury
Continuamos hacia la zona de Haight-Ashbury, un lugar conocido porque fue donde se inició el movimiento hippie. Tiene su encanto y todavía conserva una esencia, pero es cierto que se ha orientado mucho hacia el turismo.
Encontramos desde tiendas de ropa hippie, pasando por tiendas de ropa antigua, hasta cafés y bares de todo tipo. También tiendas de música y de souvenirs.
Castro y Mission
Llegamos hasta el inicio del Golden Gate Park y dando un paseo volvimos por Haight para seguir por la zona de Castro, el barrio gay de la ciudad. Es una de las partes más bonitas de la ciudad, con actividad, tranquilidad y mucha normalidad. Fue aquí donde nos encontramos a una persona totalmente desnuda por la calle, algo que por lo visto no es extremadamente raro en San Francisco.
Vimos la típica furgoneta hippie que, por lo visto, están utilizando algunas empresas para hacer tours de lo más pintorescos.
Por último y pasando de Castro a la zona de Mission nos detuvimos en Mission Dolores Park, probablemente el parque con más ambiente de la ciudad: gente tocando instrumentos, haciendo ejercicio, jugando o simplemente descansando.
Finalmente fuimos a cenar a un local salvadoreño Panchita’s Pupuseria Restaurant #2, donde probamos las pupusas (muy ricas).
Golden gate bridge de noche
Una vez terminamos y, para cerrar la semana, fuimos a ver el Golden Gate Bridge de noche, valió mucho la pena. Y es que fue un día en el que vimos, lejos del downtown, el auténtico San Francisco, el ambiente que esperábamos encontrar donde el encanto de las calles y la gente es una constante.
